En la Feria del Libro y las Artes, el Programa Provincial de Ajedrez Educativo del Ministerio de Educación volvió a captar la atención de grandes y chicos. Su coordinador, Marcos Pirola, explica cómo esta disciplina se convirtió en un aliado del aprendizaje en toda la provincia.
En medio del bullicio y los colores de la Feria del Libro y las Artes en Trelew, un grupo de chicos se detiene frente a un tablero. Algunos mueven las piezas con cautela, otros observan atentos las jugadas. No hay pantallas ni celulares de por medio: el juego es puro, frente a frente. Allí, el Programa Provincial de Ajedrez Educativo, dependiente del Ministerio de Educación del Chubut, volvió a mostrar que enseñar a pensar también puede ser un acto lúdico.
“Estamos presentes en todas las ferias del libro que se organizan en el territorio provincial, porque es un espacio ideal para mostrar lo que venimos haciendo en las escuelas”, cuenta Marcos Pirola, coordinador del programa desde hace más de cinco años. El stand del Ministerio se transformó durante esos días en un punto de encuentro donde estudiantes, docentes y familias se acercaron a jugar, preguntar y aprender.
Más que enseñar aperturas o jaques, la propuesta busca desarrollar habilidades cognitivas, emocionales y sociales. “El objetivo no es que los chicos aprendan ajedrez en sí, sino que las virtudes de la disciplina —como la concentración, la paciencia o la planificación— los acompañen en otras áreas de su vida: en la escuela, en el deporte o en su casa”, explica Pirola.
El programa integra contenidos de matemática, comprensión lectora, historia y geografía, y está orientado a estudiantes de quinto y sexto grado de primaria, y primer año del ciclo básico. A lo largo del año, los capacitadores recorren distintas localidades, acercando la propuesta a docentes y alumnos. Esta semana, Pirola tiene previsto visitar Las Plumas, Los Altares y Paso de Indios, para continuar con la expansión del programa en el interior provincial.
El ajedrez también encontró en Chubut una cantera de talentos. En Trelew, el Club Capablanca se consolidó como un verdadero semillero de jóvenes jugadores. “Cuando hay muchos chicos que participan, también surge la calidad. Este año, por ejemplo, uno de nuestros alumnos, Alfonso Uzcudum, logró el subcampeonato nacional en la categoría sub 11 y hoy es el número uno del ranking argentino”, cuenta con orgullo Pirola.
El entusiasmo se replica en cada encuentro. En la feria, las mesas de ajedrez se llenan una y otra vez. Niños que aprenden los movimientos básicos, docentes que se acercan a conocer la propuesta, familias que observan curiosas. “Es una gran oportunidad para difundir el ajedrez educativo y para que más escuelas se sumen. Lo más lindo es ver cómo los chicos se enganchan y descubren todo lo que este juego puede enseñarles”, dice el coordinador mientras acomoda un tablero y observa cómo dos alumnos discuten una jugada.
Entre libros, arte y conocimiento, el ajedrez encontró su propio espacio en la feria. No como un juego de reyes, sino como una herramienta para que cada niño aprenda a pensar, a esperar y a tomar decisiones. En silencio, pieza por pieza, el programa provincial sigue moviendo fichas en favor de la educación chubutense.
Usamos cookies para asegurar que te damos la mejor experiencia en nuestra web. Si continúas usando este sitio, asumiremos que estás de acuerdo con ello.