En Gaiman, una familia decidió transformar su chacra en un viñedo que hoy invita a descubrir el sabor único de la Patagonia.
Entre bardas blancas y raíces galesas, en Bryn Gwyn —una zona rural al sur de Gaiman— nació hace más de una década un proyecto que parecía una apuesta arriesgada: plantar viñedos en el Valle Inferior del Río Chubut. Hoy, esa idea se convirtió en Bardas al Sur, un emprendimiento familiar que crece con la misma fuerza que las vides que rodean la chacra.
“Todo empezó en 2011, como una charla entre amigos. Al año siguiente viajamos a San Patricio del Chañar, donde está la bodega El Fin del Mundo, y trajimos nuestras primeras 900 plantas: 450 de Malbec y 450 de Pinot Noir. Fue el inicio de nuestra primera vinificación y la confirmación de que acá también se podía hacer vino”, recuerda Roberto Barragán, uno de los impulsores del proyecto.
El vino de la familia
Desde entonces, el viñedo se convirtió en el corazón de la vida familiar. Roberto lidera la producción y la bodega, su hermano se ocupa del riego y el manejo de la chacra, y en tiempos de cosecha y embotellado todos se suman: su esposa, sus hijas y más colaboradores que hacen de cada vendimia una fiesta compartida.
“Siempre digo que yo soy la cara visible porque me toca dar las entrevistas, pero detrás hay un esfuerzo colectivo. Bardas al Sur es un emprendimiento 100% familiar”, destaca Roberto.



